Compostar es divertido
Para reducir el impacto de nuestras prácticas sobre nuestro entorno y facilitar las condiciones de una vida sostenible se requiere transformar colectivamente muchas creencias y prácticas que se han tejido alrededor de la “basura”. La actual forma en la que nos relacionamos con los residuos que generamos muestra el grado de desconexión que tenemos con la naturaleza y sus ciclos naturales. Es necesario ponernos de acuerdo en un modelo de manejo integral de los restos orgánicos urbanos aprovechando todo su potencial en beneficio de la ciudad.
En Asilvestrar hemos creado e impulsado una iniciativa de compostaje comunitario llamado “Club del Compost” que apunta a la recolección y tratamiento local de residuos domiciliarios con la participación directa de la ciudadanía y que tuvo como primera comunidad participante al barrio de Bellavista en Quito. La idea es reunir a vecinas y vecinos de una comunidad con el objetivo de reducir colectivamente la cantidad de residuos (alimentos, recortes de jardín u otros materiales orgánicos) que van a parar a los rellenos sanitarios. En lugar de desperdiciar estos materiales, se compostan en un lugar designado por el barrio y a través de distintos métodos de compostaje elegidos por la comunidad (pilas de compostaje, contenedores, vermicomposteras con lombrices, etc.).
El compostaje comunitario también ayuda a cerrar el ciclo de nutrientes, ya que el compost producido se puede utilizar para enriquecer el suelo y promover el crecimiento de plantas saludables (huertos urbanos). Además, esta práctica fomenta la conciencia ambiental y la participación activa de los miembros de la comunidad en la gestión de sus residuos.